Perspectivas sobre la profundización revolucionaria del proceso
Por: Miguel Cantos
Díaz
La población
ecuatoriana se debate en un cuadro de inestabilidad política, de manipulación
mediática y de un pretendido caos social generado desde los sectores de las
oligarquías nacionales auspiciadas por la derecha internacional pro
imperialista para frenar el proceso político en Ecuador con el pretexto de las
propuestas presentadas por el presidente Correa sobre la Ley de Herencias y la
Ley de Plusvalía.
Pese a que el
presidente decidió retirar temporalmente de la Asamblea Nacional las propuestas
legislativas, los sectores oligárquicos han intensificado sus protestas en
Quito, Guayaquil, Cuenca y Loja ganando adeptos entre los sectores sociales
medios ante una supuesta afectación a
toda la población, creando todo una campaña de desorientación social, lo que se
ha denominado como "golpe blando" para tumbar el proceso.
Dentro de este
panorama, las fuerzas de izquierda tenemos que acelerar una mayor y efectiva
acumulación de fuerzas al interior de la clase obrera y popular, plantearnos
alternativas políticas que desarrollen una nueva correlación de fuerzas que
radicalice el proceso actual rumbo al Socialismo. Tenemos un reto ante un
movimiento obrero resquebrajado por todos los intentos de división desde los
mandos medios del gobierno y desde la ultra izquierda que ha mantenido un discurso
de oposición que en determinados casos se ha acercado a las posiciones
conspirativas de la derecha, además de las incomprensiones sobre el papel de
los trabajadores como fuerza motora principal para fortalecer los cambios que
el país necesita.
Otros sectores del
ultrismo sin tener una mayor visión política del momento, se han mantenido al
margen, argumentando que el momento actual pasa por conflictos inter burgueses,
tomando una posición sesgada frente a las tareas revolucionarias de plantear
alternativas políticas que radicalicen el proceso.
Las fuerzas de
izquierda están al frente de una batalla en la que se juega el destino del país
y la continuación y radicalización de la revolución ciudadana hacia la
construcción del socialismo, pero esto requiere una comprensión de las
circunstancias actuales, del papel que toman los partidos políticos
revolucionarios en plantear una verdadera unidad programática, de entender
desde el gobierno que la crítica desde las izquierdas, es una crítica para
fortalecer el proceso, corregir errores y dar respuestas frente problemas que
no permiten el real empoderamiento de
los sectores populares.
Entendemos que
UNIDOS se presenta como espacio de conflagración de varias organizaciones
políticas que ideológicamente mantiene diferencias, pero este espació tiene que
hacer efectivo el programa con el que fue creado, y plantear acciones en cada
sector del país a fortalecer el diálogo nacional, para romper toda esa campaña
de manipulación mediática auspiciada por la derecha o sectores que se niegan al
diálogo como la Conaie y un sector arcaico del FUT.
Nuestro partido y la
CTE han sido claros en señalar que no hay Socialismo sin clase obrera, sin el
papel que juegan los trabajadores en la construcción del Poder Popular y frente
a esto estamos luchando para forjar una clase obrera unida, organizada y
consciente, en unidad con los sectores populares para acelerar la transición al
socialismo. Tenemos que trabajar desde varios frentes, en la producción, en la
lucha agraria, en las reivindicaciones de los trabajadores y sus aspiraciones,
en la juventud trabajadores y desempleada.
El 'Diálogo Nacional
por la Equidad y Justicia Social' tiene que tomar un papel determinante en el
avance del proceso, pero fundamentalmente incluir al diálogo a la clase obrera
como motor fundamental para la victoria del pueblo, de la democracia y de la
participación popular. Este es el momento preciso para volver al debate sobre
las reformas laborales y agrarias que el país necesita en estos momentos para la
construcción efectiva del Socialismo.
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