JONATHAN VANEGAS JIMÉNEZ
No es un fenómeno nuevo ni nos
debe sorprender; el “modus operandi” histórico
del Partido Socialcristiano ha sido buscar el poder de cualquier forma y
para su único beneficio: algunas veces a través de elecciones, en las que con
su inmenso poder económico y con el apoyo de las oligarquías y los medios de comunicación han logrado
imponerse sobre los demás partidos políticos que no disponen de tanto dinero,
influencias y relaciones, con el ingrediente adicional de que casi siempre han
obtenido previamente el control de los tribunales electorales, ya sea a través
de maniobras políticas o de “incentivos” a sus miembros, para asegurar la
victoria; en otras ocasiones, a través de opciones golpistas o
desestabilizadoras de los gobiernos democráticos, en donde usurparon las
instituciones estatales a través de títeres, no militantes en sus filas pero
obedientes con sus caciques, como sucedió con Fabián Alarcón; o de manera
indirecta, utilizando el entretejido de relaciones oligárquicas que une a los
grupos de poder bajo un solo interés ($$$), como lo hicieron en el gobierno de
Gustavo Noboa; también, con la táctica de la “carambola”, colocando a dos
socialcristianos como antagonistas en una segunda vuelta, en una fatal
estrategia de “ganar-ganar”, como en el gobierno de uno de sus fundadores,
Sixto Durán Ballén, quien derrotó al entonces cachorro de león, Jaime Nebot
Saadi.
En esta ocasión, el país se
encuentra ante una nueva arremetida de este partido político que, entre unas y
otras estrategias y con pocos intervalos, lleva dominando la política nacional
durante más de sesenta años (Camilo Ponce E.); con especial énfasis desde 1984
(L. Febres Cordero). En los hechos,
queda claro que el PSC es un partido megalómano, que no tolera estar alejado
del poder por mucho tiempo y que, cuando esto ocurre, emprende o regresa con
arremetidas brutales y contundentes, tal como ocurrió especialmente luego de
los gobiernos de Jaime Roldós (1979-1984); Abdalá Bucaram (1996-1997); y, Rafael
Correa (2007-2017). El nuevo capítulo de
asalto indirecto del poder político, tiene como protagonista a otro títere que
cumple a la perfección con el perfil de traición y entreguismo que los
socialcristianos buscan en sus “aliados” temporales: eso es Lenin Moreno.
Ha quedado claro al país, con
todas las acciones del desgobierno de Moreno, que quien gobierna el Ecuador
detrás de los hilos del poder es Jaime Nebot: el desmantelamiento del CPCCS, a
través del que han podido retomar el control de la justicia (Merlo, ex
contralor de F. Cordero) y del CNE, con tal descaro que hasta han colocado a un
miembro de la tristemente célebre Junta Cívica de Guayaquil (que nadie se
explica qué hace en un organismo político-electoral); las medidas económicas
abiertamente pro empresariales y antipopulares; la implacable persecución al ex
Presidente Correa, que más que justicia lo que busca es alejarlo por un buen
tiempo de la escena política, tal cual hicieron en su momento con Bucaram (a
quien también temía Nebot por la paliza electoral que le propinó); y, por
último, ya de frente y sin rubor, la imposición del nuevo Vicepresidente de la
República, a quien Lenin Moreno ni siquiera conocía hasta hace pocos días (algo
inconcebible); todas éstas y otras son señales
clarísimas de lo que ocurre y lo que se avecina: el manejo institucional del
país, de manera velada, con el consentimiento de un presidente débil,
pusilánime y negligente, con miras a un nuevo asalto (electoral o indirecto)
del poder político, a través de su único mandamás, Jaime Nebot.
En este contexto, lo que se puede
esperar, si las verdaderas fuerzas populares y democráticas del Ecuador no actúan
es, desde ya, la crónica de una muerte anunciada: un futuro gobierno del señor
Nebot, sus huestes y lacayos. Solamente
la acción conjunta de las organizaciones sociales, gremiales, sindicales; de
los jóvenes, los profesionales e intelectuales; los artistas, los informales, y
toda la ciudadanía consciente, crítica e informada del país, podrá detener la
nueva escena de barbarie y atropellos que esto podría representar. Actuemos, antes que sea demasiado tarde.
jonathanvanegasjimenez@hotmail.com
La Derecha Económica y Politica ha usufructuado siempre de los recursos del Estado unicamente para su beneficio personal y de grupo.
ResponderEliminarGay que castigarlos no dandoles ni un solo voto.
Partido comunista ustedes tienen culpa del escenario actual apoyaron la consulta cuántica quieren remediar este mal a la patria saquen al pueblo a las calles la gente está indignada pero no hay nadie quien los organicé busquen recursos para mobilizar a las masas. 👍
ResponderEliminarNo se dice nada sobre la Contraloria, la institucion mas corrupta del Ecuador, porque permitio el robo abierto al correismo y, que sigue dirigida por Pablo Celi nombrado por su ex amigote, Subcontralor por el profugo de la justicia el ex contralor Polit, muy raro que la lucha anticorrupcion no haya comenzado en la Asamblea Nacional, elimnando el privilegio del Contralor General para dirigir a su arbitrio y sin auditorias privadas independientes a la gestion del Contralor. La asamblea nos engaña y perjudica al Ecuador.
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